jueves, 29 de octubre de 2009

Rubén Afanador




Rubén Afanador, Sin duda alguna el fotógrafo colombiano más reconocido en el mundo del glamur internacional actualmente residenciado en New York.
El ojo mágico de Rubén Afanador, obtura sobre imágenes reconstruidas de realidades paralelas a la nuestra, que habitan universos oníricos, logrando situarlas con decoro y maestría en sus fotografías… un vidrio tachonado con pinturas diversas, una malla que cubre ligeramente la piel, cabellos enmarañados, cejas semejantes a penachos punk, una roca gigante a manera de sombrero de la más pura esencia surrealista, fondos con brochazos de colores intensos, cinturas diminutas revestidas de pedrería, uñas que se prolongan en el espacio soportando pesados piercing, cremalleras, plumas, encajes y maquillaje carnavalesco.
Elementos cotidianos en sitios exóticos o elementos exóticos en sitios cotidianos, todo confluye en una explosión de glamur y misterio, en evocaciones e ilusiones, de dramatismo y sensualidad.
Su carácter sensible, hizo que desde su niñez en Bucaramanga, su ciudad natal, aprehendiera la esencia del trópico, de una Latinoamérica enmarcada en lo ritual y lo ceremonial, en una región que soslaya su cruda realidad, maximizando ferias, corridas de toros y reinados de belleza. Algo que para muchos es un diario vivir, para Rubén Afanador se convirtió en la máxima expresión de su sentir.
Trabaja sus imágenes con un particular concepto del color que se pasea por gamas luminosas y atrevidas como queriendo salirse de su marco, o con sobrios y lúgubres contrastes en blanco y negro, que pelean su permanencia reclamando su lugar dentro de lo clásico, siendo afirmadas en toda suerte de texturas y formas que van desde una simple cama hasta entramadas obras arquitectónicas. Todo esto conformando un armonioso conjunto con los trajes y modelos que se amalgaman, adoptando el carácter misterioso, opulento, clásico y elegante de su entorno.
Sus primeros trabajos profesionales los lleva a cabo en Washington, con una firma nueva de un fotógrafo amigo, Jahn Stephens. En 1987 parte hacia Milán, para continuar la formación de su portafolio enriqueciéndolo con esta experiencia en Europa. Como principiante tranza alianzas con jóvenes modelos y diseñadores desconocidos, apoyándose mutuamente en sus carreras. La falta de recursos económicos y de un estudio propio, lo empujan a recurrir a espacios exteriores en callejones y avenidas, y es allí, en la clásica Italia, donde evoca el pasado de cualidades religiosas y románticas de su infancia, que le dan a su fotografía su sello particular apegándolo, hasta hoy, a ese tipo de locaciones.
En 1989 regresa a Washington con un amplio portafolio que capta la atención de especialistas y se muda a Nueva York, en donde empieza a desarrollar su profesión. El trabajo realizado en colaboración con Rubén e Isabel Toledo, una secuencia en blanco y negro cargada de dramatismo, atrae el interés de editores de revistas y personalidades de la moda, dando un viraje a su carrera que lo catapulta hacia un contacto permanente con las grandes publicaciones de moda de Estados Unidos y Europa.
Considerado como uno de los líderes de la fotografía de moda, sus imágenes recorren el mundo invadiendo la portada de las más prestigiosas revistas como París Vogue, American Elle, Vanity Fair, New Yorker, Rolling Stone, New York Times magazine, Allure Esquire, Premier y otras tantas. Es fotógrafo de marcas como L´Oreal, Lancôme, Yves Saint Laurent, Max Mara, Moschino, Cacharel, Guerlain, Oscar de la Renta, Christian Dior, Victoria´s Secrets.
Con su estética particular se ha permitido también incursionar en el campo de los videos musicales, dirigiendo en 1995 Rock and roll is dead y Circus de Lenny Kravitz y en 1996 The Child Incide para Qcumba Zoo.
Su máximo reconocimiento lo obtuvo en el 2000, cuando fue galardonado con el premio al mejor fotógrafo de moda del año en el mundo, en los 2000 Trophée de la Mode Awards en París, el más alto reconocimiento en ese campo, otorgado por un jurado compuesto por 4000 de los más importantes nombres en la industria de la moda. En esta fecha al recibir el trofeo, de manera sentida expresó: “Dedico este premio a la mujer colombiana que es la que me inspira en todo mi trabajo”.
Así con sus fotografías de rostros suplicantes o desafiantes, lágrimas que nunca caen, gritos eternos que jamás escucharemos, sensaciones que permanecen como permanecerán en nuestra memoria sus imágenes con su mensaje seductor y muchos otros sentimientos que expresa cada vez que habla de Colombia, con esa ligazón profunda a sus raíces y a su pedazo de mundo que siempre lleva en su equipaje y en sus vivencias donde quiera que esté.
GILMA SUÁREZDIRECTORA
Fotomuseo

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