domingo, 2 de mayo de 2010

DOROTHEA LANGE

Fotógrafa del pueblo. Así constaba en su tarjeta de visita. Aunque se inició estudiando en la CL.ARENCE WHITE SCHOOL, de marcado carácter pictoralista y posteriormente abrió un estudio en San Francisco, su salida a la calle como reportera marcó definitivamente las que serían las señas de identidad de su trabajo.



Su obra más conocida se desarrolla en los años 30, años de la depresión. Una profunda crisis asola el país y miles de campesinos no tuvieron más remedio que abandonar sus casas en busca de una tierra prometida.

Al igual que Walker Evans, con quien comparte esa mirada concisa y digna, recorre el país trabajando para la Farm Security Administration documentando la precaria situación en la que viven los aparceros.



Se convierte así en testigo de esta época, pero a diferencia de Evans, sus personajes ganan en humanidad. Se acerca a ellos de manera casi amorosa, dándoles un cierto halo de heroísmo.



Su obra es testimonio de la imagen más trágica de América, testimonio por otro lado lleno de compromiso, convencida de que sus imágenes podían ayudar a cambiar las cosas.



Su mirada huye de la sensiblería y de la dramatización, surge de un profundo sentimiento humano y de una conciencia social unida a una lucha incansable por la igualdad de la mujer.



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